Es el estado de nosotros como seres humanos de completar bien el bienestar fisico, mental y social de la salud; y tener en cuenta no solo de la ausencia de enfermedad.
29 de diciembre de 2019 Aquella jornada visitamos el pintoresco mercado de Bac Ha mediante un tour. También paramos brevemente en la aldea de Ban Pho y en la frontera china. El tour nos dejó en Lao Cai, donde estuvimos haciendo tiempo hasta la hora en que salía el tren nocturno a Hanoi, en el que pasamos aquella noche. Aquel día nos levantamos pronto, porque a las 7:30 h nos venían a buscar para iniciar nuestro tour de Bac Ha. Íbamos a visitar el mercado dominical que se hace en esta localidad situada a 100 km al este de Sapa. Lo especial de este mercado es que allí van a comprar y vender sus productos gente perteneciente a varias minorías étnicas del noroeste de Vietnam, ataviada con sus respectivos vestidos regionales. El tour lo habíamos reservado desde el mismo hotel, y nos costó 17 USD por persona. Como aquel día cogeríamos el tren nocturno destino Hanoi en Lao Cai y el tour pasaba por allí, llevábamos todo nuestro equipaje con nosotros para que nos dejaran allí a la vuelta.
29 de diciembre de 2019
Aquella jornada visitamos el pintoresco mercado de Bac Ha mediante un tour. También paramos brevemente en la aldea de Ban Pho y en la frontera china. El tour nos dejó en Lao Cai, donde estuvimos haciendo tiempo hasta la hora en que salía el tren nocturno a Hanoi, en el que pasamos aquella noche.
Aquel día nos levantamos pronto, porque a las 7:30 h nos venían a buscar para iniciar nuestro tour de Bac Ha. Íbamos a visitar el mercado dominical que se hace en esta localidad situada a 100 km al este de Sapa. Lo especial de este mercado es que allí van a comprar y vender sus productos gente perteneciente a varias minorías étnicas del noroeste de Vietnam, ataviada con sus respectivos vestidos regionales. El tour lo habíamos reservado desde el mismo hotel, y nos costó 17 USD por persona. Como aquel día cogeríamos el tren nocturno destino Hanoi en Lao Cai y el tour pasaba por allí, llevábamos todo nuestro equipaje con nosotros para que nos dejaran allí a la vuelta. La organización fue algo caótica, ya que la guía hmong que nos acompañaba no sabía exactamente a quien tenía que recoger y donde tenía que hacerlo. Finalmente se llenó tanto el bus del tour que tuvieron que poner taburetes en el pasillo para que se sentaran los últimos turistas que recogieron. El viaje fue bastante largo, sobre unas 3 horas que pasamos dormitando. Eran sobre las 11 h cuando llegamos a Bac Ha, que era un hervidero de gente que asistía al mercado. La guía hmong del tour nos dijo que nos daba dos horas para ver el mercado y nos indicó hacia donde quedaba. Pensábamos que nos acompañaría allí y que nos explicaría cosas, pero no la vimos por la labor. Entramos al mercado de Bac Ha por una zona donde estaban los puestos de ropa. Nos sorprendió que la gran mayoría de ellos no vendía ropa occidental sino vestidos tradicionales. También había un gran número de puestos que vendían artesanías, y esta vez parecían de verdad, no las baratijas que vendían en Cat Cat. Como es normal en estos mercados, los productos a la venta no tenían precio marcado, había que regatear por todo. Pero nosotros estábamos más interesados en ver a los locales y en curiosear por los puestos que en comprar.
Puesto de trajes tradiconales, y una mujer hmong
Colorido grupo frente a un puesto de artesanía
En una pequeña plaza estaban los puestos de fruta y verdura. Había puestos grandes con multitud de verduras, con algunas que no habíamos visto nunca. Pero también los había pequeños, en los que simplemente el campesino había extendido encima de un saco lo que había recolectado el día anterior. La carne estaba en otra zona, que estaba techada aunque sin ninguna refrigeración para la comida. Allí estaba la carne cortada, a la intemperie, mientras los vendedores se afanaban por espantar las moscas.
Diferentes puestos de verduras
Puesto con extraños tubérculos
Las verduras de Bac Ha
Zona donde se vende la carne
Aquel mercado era enorme, y tenía de todo. Incluso tenía una zona de restauración, una larga hilera de restaurantes sencillos donde servían constantemente boles llenos de sopa. Incluso había una sección de peluquería, con varios divanes en los que los peluqueros cortaban el pelo a sus clientes prácticamente en plena calle. Pero lo que hacía especial a aquel mercado frente a otros mercados asiáticos a los que habíamos ido era la gente. Sobre todo las mujeres hacían gala de sus trajes tradicionales, y había muy pocas vestidas al modo occidental. Otra cosa que nos gustó fue que el mercado no era nada turístico: era un mercado local dirigido hacia la gente local. Había varios grupos de turistas, pero no era nada masificado, y a día de hoy no había puestos que vendieran cosas orientadas a los turistas (¡y que dure!).
Grupos de mujeres locales
Gente local comprando
Sabíamos que había una zona donde se vendían animales vivos, pero no la habíamos visto. Vimos a un hombre guiando un enorme búfalo de agua y pensamos que quizás lo llevaba a esa zona, así que lo seguimos ¡Y tuvimos suerte! Al otro lado del río habían habilitado una zona donde había decenas de búfalos, rodeados de vendedores e interesados. El sitio donde estaban los animales estaba lleno de barro y de heces, así que miramos desde los muros de la estación de bus aledaña. Regresamos nuevamente al mercado y descubrimos el sitio donde vendían los animales más pequeños, como gallinas, patos o cerdos. También vendían adorables cachorros de perros, aunque después nos enteramos que eran usados para el consumo humano… Al final nos estuvimos en el mercado de Bac Ha prácticamente las dos horas que nos dieron. Nos gustó mucho el colorido de los vestidos de sus gentes, y que sobre todo es un mercado local que no ha sucumbido al turismo. Así que nos pareció un sitio muy recomendable.
Zona donde se vendían los búfalos
Enormes (y mansos) búfalos de agua, un animal indispensable para los campesinos vietnamitas
Cerdos (izq.) y gallinas (dcha.) a la venta
La propietaria de nuestro hotel nos había dado unos sándwiches para almorzar, así que los comimos mientras hacíamos tiempo. Nuevamente en el bus del tour nos llevaron a Ban Pho, una pequeña aldea situada cerca de Bac Ha. Allí la guía nos enseñó una verdadera casa tradicional hmong, en la que se veían las camas de sus habitantes y la ropa tendida. En una de las habitaciones tenían una especie de alambique con el que elaboraban "happy water", una suerte de licor de arroz parecido al sake. Fue una visita muy corta, apenas de un cuarto de hora.
Aldea de Ban Pho
Casa tradicional hmong
La última visita del tour fue en la frontera con China. Contado así no parece que sea la visita mas interesante del mundo… y tampoco lo fue. Lao Cai se encuentra en la unión de dos ríos, que constituyen la frontera entre Vietnam y China. En el tour nos llevaron a una especie de mirador a orillas de un río, al otro lado del cual se extendían los altos edificios del lado chino. Nos dio la sensación que aquellas dos visitas fugaces eran un poco de relleno, para que el tour de Bac Ha pudiera considerarse "full day".
Frontera china en Lao cai
El tour estaba acabando para nosotros, ya que nos dejaron en la estación de tren de Lao Cai (el bus continuó su camino hacia Sapa), donde cogeríamos el tren nocturno horas después. Eran sobre las 16 h y teníamos por delante casi 5 horas hasta la salida del tren. Para estar mas cómodos, buscamos una consigna en la estación para dejar las mochilas. Preguntamos en información y nos encaminaron hacia una especie de almacén donde las pudimos dejar (50.000 VND por persona, 2 €). Luego fuimos a dar un paseo por Lao Cai para estirar las piernas. Como todas las ciudades fronterizas, Lao Cai era algo impersonal y polvorienta, con poco que ver y hacer. Estuvimos dando un paseo por la avenida principal que partía de la estación, que estaba desierta de gente, cosa rara en Vietnam. Aprovechamos para tomar un café en Pinapple, un restaurante pijillo en el que estuvimos exprimiendo al máximo nuestras consumiciones mientras exprimíamos su excelente wifi.
Paseando por Lao Cai
Aunque no era muy tarde, un rato después decidimos ir a cenar a otro sitio. Acabamos en el Terminus, un restaurante situado justo enfrente de la estación y donde se empezaban a congregar occidentales que, como nosotros, esperaban el tren. Pedimos cerdo frito con patatas y arroz con carne, verduras y gambas, unos platos sin pena ni gloria que cumplieron con su función de alimentarnos. Junto con un par de cervezas, la cena nos salió por 209.000 VND (algo más de 4 €).
Nuestra cena
Recogimos nuestras mochilas de la consigna de la estación de Lao Cai y nos dirigimos al andén de nuestro tren. Esta vez, en nuestro camarote de 4 camas teníamos una compañera, una señora vietnamita que se metió a la cama tal cual llegó. Teníamos por delante otro agotador trayecto nocturno de 8 horas en el que, al igual que el de la ida, no pegamos apenas ojo por lo duras que eran las camas.
Cristián Warnken en su columna de El Mercurio (http://www.elmercurio.com/blogs/2018/10/25/64312/Inutiles.aspx) ha hecho recientemente una caricatura tan ramplona y simplista como el dice que son los economistas, cuando escribe que "los expertos del Ministerio de Hacienda se estarán riendo al leer la palabra "alma" en esta columna. Los economistas, la nueva casta sacerdotal de la dictadura del utilitarismo, tienen una fe ciega en el "pensar calculante", y las palabras "belleza", "alma", "poesía" son para ellos palabras vacías que asocian con alguna abuelita "sensible" que alguna vez les leyó (si es que les leyó), cuando muy niños, cuentos de hadas. Son los mismos que me han dicho, cuando he escrito sobre estos temas u otros de interés público: "¡Ah, es que usted es un poeta!"
Unas apostillas a esos comentarios le han sido hechas en el mismo medio por el profesor de la PUC Klaus Schmidt-Hebbel, xx presidente Sociedad de Economía de Chile (http://www.elmercurio.com/blogs/2018/11/08/64675/Economia-cultura-y-presupuesto.aspx,) aportando argumentos a un debate sumamente necesario en el actual fase de desarrollo de la institucionalidad cultural en Chile.
Schmidt-Hebbel le recuerda al poeta la tradición larga ya de unos cincuenta años de existencia de la Economía de la Cultura, materia que nos parece debiese ser ya obligatoria en los programas de las Facultades de Arte.
Hoy día muchos artistas reniegan del capitalismo sin reparar que es la riqueza que éste ha generado la que permite que existan un mercado y una demanda para la producción de su arte (Krause, Cachanosky & Ravier, 2017).
Quisiera aportarle a los lectores del poeta-columnista, que hasta mediados de siglo XX, la mayoría de responsables de organizaciones culturales procedían del ámbito artístico o patrimonial; eran antiguos actores, conservadores de museo, bailarines, directores literarios o de cine sin conocimientos específicos de administración ni de las dinámicas de gestión de equipos o de obtención de recursos. Pero a medida que el número de iniciativas y de organizaciones culturales aumenta y la acción de la administración pública crece y se descentraliza, la demanda de profesionales eficientes y de calidad también lo hace. De esta forma, como la ha escrito Lluis Bonet, (2014) uno de los pioneros de la economía de la cultura en Europa y un referente en el tema-, en la mayoría de países occidentales la necesidad y la consecuente demanda de formación y reciclaje de gestores culturales empieza a ser patente. Tendremos ocasión de tener a Bonet nuevamente en Chile en Diciembre de 2018.
Es importante señalar que hoy Chile se encuentra frente a un escenario histórico tras la reciente creación de un Ministerio para la cultura, creciendo a la vez en lo que respecta al sector creativo. Hoy un 2,2 % del PIB de nuestro país nace del sector cultural, porcentaje equivalente a casi 3 mil millones de pesos, cifra que es mayor al crecimiento del país en su totalidad y que aún tiene un potencial aumento si tomamos en cuenta el desarrollo de nuevas tecnologías que se supone debieran contribuir al acceso y a la producción cultural en términos globales.
La economía de la cultura genera importantes recursos económicos, rentas y empleo, y es esencial en la regeneración urbana y el desarrollo local y regional. Mal que le pese a algunos, hablamos aquí de la cultura como suma de las industrias culturales (libro, disco, cine), las artes escénicas (música, teatro, danza) y el patrimonio histórico. Haría bien el poeta ir imponiéndose que la economía cultural o economía de la cultura es una rama de la economía que investiga explicaciones o hipótesis culturales como determinantes de retorno o impacto económico.
Con el uso de técnicas analíticas y herramientas empíricas traídas de la matemática se identifican diferencias sistemáticas de la influencia que ejerce la cultura en el desarrollo económico de las regiones, territorios y países. En este sentido, la economía cultural o economía de la cultura es una detallada y específica investigación de las condiciones económicas de la cultura o las artes (literatura, música, cine...).
La economía cultural es un desarrollo reciente del discurso económico. Hasta hace bien poco los economistas no tenían por objeto de estudio la cultura porque la consideraban demasiado ambigua, abstracta y muy difícil de medir cuantitativamente. Había un divorcio entre quienes se ocupan de la economía y quienes se dedicaban a la cultura.
Véase la notable entrevista de Vicente Molins al economista Pau Rausell, otra de las personalidades más preclaras en esta subespecialidad. de allí extractamos esta frase: VM. "Sucios economistas con sus sucias manos tocando el arte" PR "Desde los años noventa nos hemos tenido que justificar mucho. Primero ante los propios economistas, que nos miraban como… 'ah, vosotros sois los de las fiestas', y que no entendían que la cultura puede ser uno de los procesos más relevantes en la transformación socioeconómica. Y también frente a mucha gente de la cultura que nos veía como sucios economistas con sus sucias manos tocando el arte, la cultura, la creatividad. Pero ha cambiado, estamos en la otra parte del péndulo. Si no tratamos de aproximarnos desde cierta perspectiva instrumental, el mundo de la cultura se vuelve cómodo a partir de creencias, clichés y modelos ideológicos. Cuando pones evidencias sobre la mesa, ya no podemos hablar del 'yo creo que…'. Ya tenemos evidencias de que no es cierto eso de 'yo creo que para que la gente vaya más al teatro hay que llevar más a los adolescentes'". https://flipboard.com/@cantoine/dinero-%26-cultura-vqqk54f8y/15-apuntes-sobre-pau-rausell%3A-por-esto-la-econom%C3%ADa-y-la-cultura-bailan-pegadas/a-1oueXvebS3iBXHQ8K0ZHAQ%3Aa%3A14526276-3ac75a58da%2Fvalenciaplaza.com
En los siglos XVI al XVIII, los pensadores de la ciencia económica percibieron que las actividades artísticas y culturales, a pesar de sus méritos intrínsecos, constituían una desviación de los usos del capital. El arte y la cultura se encontraban, creían, dentro del ámbito de las actividades no productivas y por tanto no contribuían a la generación de la riqueza de las naciones.
Paulatinamente, los economistas fueron incorporando la idea en el seno del pensamiento económico, de que no sólo el trabajo produce riqueza material, sino que ello también contribuyen la educación y el arte como ingredientes básicos para el progreso de la civilización. Aunque todavía no consideraban relevante aplicar los instrumentos del análisis económico a las actividades culturales.
Era evidente que la cultura y la economía habían caminado de manera separada por largo tiempo (Xavier Greffe). El mundo artístico ha sido particularmente reticente a admitir que se le apliquen argumentos económicos, muchas veces por razones ideológicas. Pero también lo es el hecho de que no son muchos los economistas que han mostrado sensibilidad para abordar el mundo del arte. Para algunos economistas, la cultura, como cualquiera de los bienes y servicios que se transan en una sociedad monetarizada, tiene costos, productores y consumidores y, debe medirse y cuantificarse a través de metodologías estadísticas y econométricas específica.
Mientras que para algunos los artistas, la cultura (y el arte en general) son una experiencia sublime, alejada de toda consideración material y que por lo mismo debe ser mantenida impoluta de las vicisitudes del dinero, so riesgo de prostituirla.
Progresivamente, se fueron asentando las bases de una "Economía de la Cultura", gracias a los trabajos de diversos autores como William Baumol, William Bowen, Gary Becker, George J. Stigler, Alan Peacock, Peter J. Alexander, la Escuela de Elección Pública, entre otros.
Al reconocimiento de la economía de la cultura, como ámbito específico de la ciencia económica, han contribuido tres factores:
* La propensión de las actividades culturales a generar flujos de ingresos y de empleo,
* La necesidad de evaluar las decisiones culturales, que implican recursos económicos, y
* En el plano teórico, el desarrollo de la economía política hacia campos nuevos.
En 1973 se fundó la Association for Cultural Economics International (ACEI). Cuatro años más tarde, el profesor William Hendon de la Universidad de Akron fundó el Journal of Cultural Economics que se ha convertido en la publicación de referencia para la disciplina.
Es innegable que la cultura se tornó en un tipo de mercancía. Subsiste la creencia generalizada de que existe algo muy especial en ciertos productos y eventos culturales (sea en las artes plásticas, en el teatro, en la música, en el cine, en la arquitectura o más ampliamente en las formas de vida, en la herencia, en la memoria colectiva o en las comunidades afectivas) capaz de separarlos de las mercancías comunes como las camisas o los zapatos" (David Harvey)
La relación de temas tratados de forma aplicada por la economía de la cultura es inmensa, pero siguiendo a Rausell y Carrasco (2013), podemos agrupar la mayoría de trabajos y proyectos de investigación culturales en cinco grandes áreas temáticas:
* Impactos económicos de la cultura.
* Políticas socio-culturales.
* Diagnóstico, evaluación y gestión de proyectos culturales.
* Estudios de públicos y hábitos de uso cultural.
* Sistemas de indicadores culturales.
Si hay economistas que estudian la poesía, es esperable que haya también poetas que le den una miradita a los libros de economía. Pontificar por pontificar se ve feo, y no sale gratis. Con el mismo tono en que se trata a los economistas de "casta sacerdotal", podría alguno aludir a la plañidera secta del "mundo de la cultura" que desgarra sus ropas cuando alguno osa discutir alguno de sus repetidos mantras.
La literatura citada en este post:
Para una completa referencia al rol del Estado en el financiamiento de las artes:
Greffe, X. (1983). Les entreprises publiques dans la politique de l'Etat. Revue économique, 496-535.
Rausell Koster, P., & Carrasco Arroyo, S. (2013). Algunos apuntes sobre la economía de la información, la comunicación y la cultura. In J. M. Jordán Galduf & I. Antumaño Maruri (Eds.), Política económica: fundamentos, objetivos e instrumentos (pp. 419). Valencia: Tirant LO Blanch. Bonet i Agustí, L. (2014). La formación en gestión cultural. Una mirada internacional comparada. ICC Revista. Administración, Cultura, Creatividad, (1). disponible http://www.revistaacc.econ.uba.ar/pregunta.php Price Elton, J. J. (2016). Racionalidad económica de la política cultural. CEP. Centro de Estudios Públicos(144), 165 - 197.
Cachetes, eso que a los obesos como yo nos sobra y que a los dinosaurios al parecer les faltaba. Gracias al chavo del 8, ahora toda latinoamérica sabe que los cachetes son las mejillas. Pero estas estructuras tienen una base anatómica, concretamente el músculo bucinador. Este de acá:
El bucinador en humanos. Imagen de autor desconocido.
Y el bucinador cumple varias funciones. Una de las más importantes es impedir que la comida se nos salga de la boca cuando masticamos y para ello, se une a piel y tejido fibroso, en una estructura llamada: carrillo. Esta de acá:
El carrillo. Crédito en la imagen.
Para quien sepa algo de anatomía comparada, sabrá que este complejo muscular es único de mamíferos, pues también tiene funciones durante la mamada... De la leche materna, junto con el orbicular (el que forma los labios) y otros músculos... Y por ende, son de aparición evolutiva exclusiva.
El bucinador en varios mamíferos. Imagen de autor desconocido.
Pero eso no detuvo ni por un momento a los dinosaureros, quienes de forma apresurada, introdujeron esta anatomía mamiferiana (la de los carrillos y el bucinador) en las restauraciones del aspecto en vida de muchos dinos y en particular, de los ornitisquios. Esta idea fue propuesta en la ciencia por Richard Swann Lull desde 1903. Quien en un trabajo sobre Triceratops dijo "la comida reunida por el pico cortante era probablemente troceada en pedazos pequeños por los dientes, siendo retenida en la boca por la pared muscular de los cachetes". Y desde entonces, todo el tiempo se hizo a los dinosaurios ornitisquios con este look:
En la imagen vemos a los dos grupos de dinos que se representan más frecuentemente con carrillos, los ceratopsios (acá con Coahuilaceratops magnacuerna) y los hadrosáuridos (acá con Latirhinus uitstlani). Arte cercenado del original de Román García Mora. Por si no notan los carrillos, vea la siguiente imagen.
¿Ahora sí se entiende de qué estamos hablando?
Pero hay un problema... Los dinosaurios NO tenían el músculo bucinador... Entonces ¿cuáles músculos de los cachetes invocó Lull? En 1973, Peter M. Galton abordó de nuevo el tema de los cachetes (imagínense, tuvieron que pasar 70 años para que alguien se preguntara ¿en serio tenían cachetes?). Pero la mente de Galton estaba envenenada con la sucia mamiferiosidad cachetal... Pues estaba plenamente convencido de que los dinosaurios ornitisquios debían tener cachetes, para impedir que la comida se les saliera de la boca. Esto llama la atención, pues reptiles modernos como las iguanas herbívoras no tienen cachetes y no tienen problemas comiendo.
El argumento era: no, no, es que los ornitisquios tienen dientes más complejos que las iguanas y los más avanzados como ceratópsidos y hadrosáuridos hasta baterías dentales tienen, no es lo mismo. Pero al menos Galton reconocía que en ornitisquios de una fila de dientes, simple, no habría carrillos.
Vea la boca lagartijoide que tiene ese Lesothosaurus de Wayne Barlowe. Así es el modelo de Galton del 73 para los ornitisquios que no fueran ceratopsios o hadrosauroides. Pero al parecer medio mundo se lo pasó por los hue...
Y bueno, si los carrillos verdaderos están hechos del bucinador en mamíferos, ¿de qué rayos estaban hechos los de los dinosaurios? Los anatónomos de reptiles y aves sugirieron pertinentemente la presencia de un complejo llamado músculo aductor de la mandíbula, del que el externo sería el más importante. Si vemos, en los reptiles, este músculo ancla en la parte más trasera de la mandíbula:
Posición del aductor mandibular en reptiles basales como la tuatara. Esquema original de Jones et al. (2009).
Pero en las aves, se inserta más o menos a medio camino, como en este esquema:
Músculo aductor mandibular en un periquito. Esquema modificado de Sereno et al. (2010). Para ver más de cómo se inserta este complejo de músculos en aves (Passeriformes) puedes hacer clic en Previatto y Posso (2015).
Y en los dinosaurios se había propuesto un modelo similar al de las aves. Sin mucho reparo en el análisis de la textura del hueso subyacente, para corroborar que ese es el lugar donde anclaba el músculo.
Posición del aductor de mandíbula en Psittacosaurus sp. Modificado de Sereno et al. (2010).
A pesar de eso (que se mostraba que NO existían carrillos). Los ilustradores, hacedores de maquetas y uno que otro científico necio, insistía que debían tener carrillos. La excusa era simple: "no se ha hecho un estudio concluyente del músculo aductor externo, no sabemos...". Pues ¿qué creen? Que ahora sí que sabemos. Gracias a un estudio recién publicado, ahora sabemos que la posición del aductor mandibular externo estaba mal en muchos dinosaurios, especialmente para ceratopsios y hadrosauroides. Pues no estaba posicionado como se pensaba (atrás en la mandíbula o al medio) y además no existía la propuesta de músculo bucinadoroide imaginario que se había sugerido.
Nuevo paradigma en cuanto a los músculos aductores mandibulares. Note cómo desaparece el músculo imaginario y cómo se expanden los pterigoideos ventrales, así como el cambio de posición del anclaje de los aductores. Ilustración de Ali Nabavizadeh.
Pero tranqui, que el aductor mandibular no es el único complejo muscular en la boca. Ahí falta el que vimos antes en las aves y dinos de las figuras anteriores, el llamado "pseudomasetero". Este se inserta en la cresta premaxilar-maxilar y le da a la boca ese "cierre" que le falta en la parte anterior, superior. Algo así:
Posición aproximada del pseudomasetero. El complejo aductor se muestra con transparencia. Mono feo hecho por mi.
Este modelo también aplica para el resto de ornitisquios. Y es de particular interés en el argumento de "ay no, porque se les cae la comidita", ya que elimina el "problema". Eso sí, nada del equivalente monstruoso del bucinador. Algo así:
Figura tomada de Nabavizadeh (2018). OJO, en la parte de la boca sólo se incluye el complejo aductor, nada del pseudomasetero. Para eso hice estos rayones horrendos:
En azul, el pseudomasetero o algo así.
Acá vale la pena discutir esa imagen anterior. En los dinosaurios primitivos de bocas largas y una fila dental (A) vemos que la posición del complejo aductor queda atrás en la mandíbula, lo que dificulta la presencia de un pseudomasetero o de existir, estaría presente en la parte de atrás de la boca. Esto validaría el modelo expuesto por Galton y cuya ilustración podemos ver atrás, con Lesothosaurus. En el caso de los ceratopsios, la boca se cierra sin problema alguno. Para los hadrosauroides queda espacio "de sobra" que bien podría ser ocupado por un pseudomasetero más grande. Ahí sí, habría que esperar a un estudio de ese músculo. Y destaca el caso del anquilosaurio, pues acá hay algo importante que mencionar... "Sobra" un espacio grande... Pero ¿qué creen? Pues que en realidad no sobra nada, pues como muestra el siguiente cráneo de Panoplosaurus, estaba cubierto por osteodermos.
Simplemente no se puede hablar de cachetes y no mencionar a este cráneo. Osteodermos (hueso dérmico) en colores. En vida, no estarían llenando la cavidad, sino embebidos en la piel.
Una cosa curiosa es esta reconstrucción de la boca de este dinosaurio. La cual, según lo visto por la musculatura que hemos abordado hasta ahora, sugiere que esa configuración está errada y que la boca estaría cerrada por un "pseudocachete".
Reconstrucción oral errónea de Panoplosaurus. Ilustración de Tracy Ford.
Es decir, en todos estos dinosaurios avanzados, la apertura oral estaría prácticamente limitada al pico y en los costados estaría restringida por tejido oral que en la parte profunda tendría principalmente los músculos aductores y el pseudomasetero, rodeados de una vaina fibrosa pequeña y bordeada esta por piel. Así que nada de cachetes de burro clásicos que les ponen a los pobres ornitisquios y definitivamente CERO pseudocachetes para ornitisquios primitivos y sencillos como los heterodontosáuridos, ornitópodos no hadrosauroides (o iguanodontoides), estegosaurios y anquilosaurios sin osteodermos de mejilla.
Nuevos estudios nos regresan a las raíces del paleoarte de inicios de siglo XX... Este estegosaurio tortugoso, curiosamente es más afín a la realidad que los pobres con cachetes de burro flaco que todos hacen como meme. Ilustración de Zdeněk Burian.
Y en el caso de los dinosaurios ornitisquios avanzados como ceratopsios y hadrosauroides ¿cómo serán sus pseudocachetes? Pues hay un artista que los ha estado haciendo desde hace ya varios años... Discretamente, pero contundente. Se trata de Lukas Panzarin. Y su modelo se ajusta bastante bien a lo recientemente descubierto, con cambios menores. Veamos.
Kosmoceratops richardsoni por Lukas Panzarin. Note usted cómo discretamente este ceratopsio no tiene cachetes de marrana flaca, sino tejido oral y una apertura oral amplia. Así sería como deberían de ser.
Y para los hadrosauroides el modelo sería algo así, como este Jeyawati rugoculus, sólo que con un poco más de musculatura. Obra también de Panzarin.
Así que ya lo saben estimados lectores, digan NO a los pobres ornitisquios con cachetes de burra flaca. Simplemente, los dinosaurios no tenían cachetes porque eso es EXCLUSIVO de los mamíferos. Sólo vean a las aves, ellas tienen el complejo aductor, el pseudomasetero y tejido oral, pero NO cachetes y les va retebien... No lo olvidemos, los dinosaurios eran más similares a las aves de lo que pensábamos y estudios como este, lo ratifican. Ya veremos qué pasa con los "labios" en otra entrada del blog, pues eso le compete a los dinosaurios carnívoros más que nada. Hasta la próxima, preciosos.
Fuentes:
Lull, R. S., & Brown, B. (1903). Skull of Triceratops serratus. Bulletin of the American Museum of Natural History. 19(30): 685-695.
Me han estado preguntando sobre este tema algo interesante y parece haber confusión. Trataré de explicar brevemente.
1. Es que el pseudomasetero + complejo aductor ocupan la misma zona que el bucinador que no existe en dinos... ¿cuál es el cambio entonces?
Respuesta: El bucinador (que no existe en dinos) sería vertical en las fibras, algo así:
Pero lo que tenemos realmente es un complejo aductor + el pseudomasetero (en naranja). Como en esta imagen:
¿No es lo mismo? NO. Porque el bucinador implica que esa parte estaría cubierta de piel similar a la de la cara... Lo que es exactamente lo que es un cachete (por eso el post dice "sin cachetes por favor")... Algo así:
Reconstrucción de Robert Nichols. Carrillo (cachete hecho del inexistente bucinador) señalado en rosa. Note cómo está cubierto por piel facial... Justo como en esto:
Caballo con cachete (carrillo).
Entonces ¿cómo va? Bueno, vamos a cercenar en paint la obra de Lukas Panzarin para "abrirle" la boca a uno de sus ceratopsios...
Kosmoceratops original, SIN cachetes (bucinador) o carrillos... Note cómo la piel está "hundida" y cómo existen escamas grandes en el margen oral... Y eso es porque...
... al abrir la boca, esas escamas bordean el margen oral y debajo, la vaina fibrosa de los músculos aductores + pseudomasetero NO estarían cubiertas por piel como la de la cara (si no, serían viles y cochinos carrillos, cachetes de burra flaca).
Pero Rob... ¿cómo se vería eso en la realidad? La verdad dibujas bien horrendo en paint... Lo sé amiguito... Y se vería algo así:
Dragón barbudo con vaina fibrosa (OJO, eso no es lo mismo que un cachete (carrillo), note cómo las escamas orales delimitan el márgen, como en las ilustraciones de Panzarin.
La diferencia es que esa parte es una vaina fibrosa que NO está cubierta por piel... En otros reptiles es rosa incluso. La otra diferencia es que en los ornitisquios avanzados, iría mucho más adelante en la boca... Por eso inicié la nota hablando del complejo aductor en reptiles y cómo está situado bieeen atrás en la mandíbula. Una diferencia más es que los ornitisquios avanzados tienen todos picos... Un buen análogo (más o menos) es esto:
Chachalaca (Ortalis sp.). La parte señalada en rojo es la vaina fibrosa del pseudomasetero y el complejo aductor... note cómo la piel ahí es distinta, y se aprecia el margen oral, como en el dragón barbudo de antes, pero mucho más adelante, junto al pico. Pues algo muy similar ocurriría en los ornitisquios avanzados.
Espero haya quedado más claro el asunto. Los dinosaurios NO tenían carrillos (cachetes), pero sí vainas fibrosas bien adelantadas (en reptiles están muy atrás y en aves, casi no existen porque en la mayoría el pico bordea la comisura oral).
Espero haya quedado un poco más claro. Hasta la próxima estimados lectores.